Psalms 2:1-30:12

SE(i) 1 ¿Por qué se amotinan los gentiles, y los pueblos piensan vanidad? 2 Estarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra el SEÑOR, y contra su ungido, diciendo : 3 Rompamos sus coyundas, y echemos de nosotros sus cuerdas. 4 El que mora en los cielos se reirá; El Señor se burlará de ellos. 5 Entonces hablará a ellos con su furor, y con su ira los conturbará. 6 Y yo envestí mi rey sobre Sion, el monte de mi santidad. 7 Yo recitaré el decreto. El SEÑOR me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy. 8 Pídeme, y te daré por heredad los gentiles, y por posesión tuya los términos de la tierra. 9 Los quebrantarás con vara de hierro; como vaso de alfarero los desmenuzarás. 10 Y ahora, reyes, entended; admitid castigo, jueces de la tierra. 11 Servid al SEÑOR con temor; y alegraos con temblor. 12 Besad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino, cuando se encendiere de aquí a poco su furor. Bienaventurados todos los que en él confían. 3 1 Salmo de David, cuando huía de delante de Absalón su hijo. ­ Oh SEÑOR, cuánto se han multiplicado mis enemigos! Muchos se levantan contra mí. 2 Muchos dicen de mi alma: No hay para él salud en Dios. (Selah.) 3 Mas tú, el SEÑOR, eres escudo por mí; mi gloria, y el que ensalza mi cabeza. 4 Con mi voz clamé al SEÑOR, y él me respondió desde el monte de su santidad. (Selah.) 5 Yo me acosté, y dormí, y desperté; porque el SEÑOR me sustentaba. 6 No temeré de diez millares de gente, que pusieren cerco contra mí. 7 Levántate, SEÑOR; sálvame, Dios mío; porque tú heriste a todos mis enemigos en la quijada; los dientes de los malos quebraste. 8 Del SEÑOR es la salud: Sobre tu pueblo será tu bendición. (Selah.) 4 1 Al Vencedor, en Neginot: Salmo de David. Respóndeme cuando llamo, oh Dios de mi justicia. Estando en angustia, tú me hiciste ensanchar; ten misericordia de mí, y oye mi oración. 2 Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo volveréis mi honra en infamia, amaréis la vanidad, y buscaréis la mentira? (Selah.) 3 Sabed pues, que el SEÑOR hizo apartar al pío para sí; el SEÑOR oirá cuando yo a él clamare. 4 Temblad, y no pequéis. Meditad en vuestro corazón sobre vuestra cama, y desistid. (Selah.) 5 Ofreced sacrificios de justicia, y confiad en el SEÑOR. 6 Muchos dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? Alza sobre nosotros, oh SEÑOR, la luz de tu rostro. 7 Tú diste alegría en mi corazón, al tiempo que el grano y el mosto de ellos se multiplicó. 8 En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, SEÑOR, me harás estar confiado. 5 1 Al Vencedor: sobre Nehilot: Salmo de David. Escucha, oh SEÑOR, mis palabras. Considera la meditación mía. 2 Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, porque a ti oraré. 3 Oh SEÑOR, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré a ti, y esperaré. 4 Porque tú no eres un Dios que ame la maldad: El malo no habitará junto a ti. 5 No estarán los locos que se gobiernan por afecto o consejo de la carne delante de tus ojos; aborreces a todos los que obran iniquidad. 6 Destruirás a los que hablan mentira. Al varón de sangre y de engaño abominará el SEÑOR. 7 Y yo en la multitud de tu misericordia entraré en tu Casa; adoraré al santo Templo tuyo con tu temor. 8 Guíame, SEÑOR, en tu justicia a causa de mis enemigos; endereza delante de mí tu camino. 9 Porque no hay en su boca rectitud; sus entrañas son pravedades; sepulcro abierto es su garganta, con su lengua lisonjearán. 10 Desbaratados, oh Dios; caigan de sus consejos; por la multitud de sus rebeliones échalos, porque se rebelaron contra ti. 11 Y se alegrarán todos los que esperan en ti; para siempre jubilarán, y los cubrirás; y se alegrarán en ti los que aman tu nombre. 12 Porque tú, oh SEÑOR, bendecirás al justo; lo cercarás de benevolencia como con un escudo. 6 1 Al Vencedor: en Neginot sobre Seminit: Salmo de David. SEÑOR, no me reprendas con tu furor, ni me castigues con tu ira. 2 Ten misericordia de mí, oh SEÑOR, porque yo estoy debilitado; sáname, oh SEÑOR, porque mis huesos están conturbados. 3 Mi alma asimismo está muy conturbada; y tú, SEÑOR, ¿hasta cuándo? 4 Vuelve, oh SEÑOR, libra mi alma; sálvame por tu misericordia. 5 Porque en la muerte no hay memoria de ti, ¿quién te loará en el sepulcro? 6 Heme consumido a fuerza de gemir; todas las noches inundo mi lecho, riego mi estrado con mis lágrimas. 7 Mis ojos están carcomidos de descontento; se han envejecido a causa de todos mis angustiadores. 8 Apartaos de mí, todos los obradores de iniquidad; porque el SEÑOR ha oído la voz de mi lloro. 9 El SEÑOR ha oído mi ruego; el SEÑOR ha recibido mi oración. 10 Se avergonzarán, y se turbarán mucho todos mis enemigos; se volverán y serán avergonzados de repente. 7 1 Sigaión de David, que cantó al SEÑOR sobre las palabras de Cus, hijo de Benjamín. SEÑOR Dios mío, en ti he confiado; sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame; 2 no sea que arrebaten mi alma, como león que despedaza, sin que haya quien libre. 3 SEÑOR Dios mío, si yo he hecho esto, si hay en mis manos iniquidad; 4 si di mal pago al pacífico conmigo, que escapé mi perseguidor sin pago. 5 Persiga el enemigo mi alma, y alcáncela; y pise en tierra mi vida, y mi honra ponga en el polvo. (Selah.) 6 Levántate, oh SEÑOR, con tu furor; álzate a causa de las iras de mis angustiadores, y despierta en favor mío el juicio que mandaste. 7 Y te rodeará ayuntamiento de pueblos; por causa pues de él vuélvete en alto. 8 El SEÑOR juzgará los pueblos; júzgame, oh SEÑOR, conforme a mi justicia y conforme a mi integridad. 9 Consuma ahora mal a los malos, y establece al justo; pues el Dios justo es el que prueba los corazones y los riñones. 10 Mi escudo es en Dios, el que salva a los rectos de corazón. 11 Dios es el que juzga al justo; y Dios está airado contra los impíos todos los días. 12 Si no se volviere, él afilará su espada; armado tiene ya su arco, y lo ha preparado. 13 Asimismo ha aparejado para él armas de muerte; ha labrado sus saetas para los que persiguen. 14 He aquí ha tenido parto de iniquidad; concibió trabajo, y dio a luz mentira. 15 Pozo ha cavado, y lo ha ahondado; y en la fosa que hizo caerá. 16 Su trabajo se tornará sobre su cabeza, y su agravio descenderá sobre su mollera. 17 Alabaré yo al SEÑOR conforme a su justicia, y cantaré al nombre del SEÑOR el Altísimo. 8 1 Al Vencedor: sobre Gitit: Salmo de David. Oh DIOS, Señor nuestro, ­Cuán grande es tu nombre en toda la tierra, que has puesto tu alabanza sobre los cielos! 2 De la boca de los chiquitos y de los que maman, fundaste la fortaleza a causa de tus enemigos, para hacer cesar al enemigo, y al que se venga. 3 Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú compusiste: 4 ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? 5 Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de hermosura. 6 Le hiciste señorear de las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies: 7 Ovejas, y bueyes, todo ello; y asimismo las bestias del campo, 8 las aves de los cielos, y los peces del mar; lo que pasa por los caminos del mar. 9 Oh DIOS, Señor nuestro, ­Cuán grande es tu nombre en toda la tierra! 9 1 Al Vencedor: sobre Mut-labén: Salmo de David. Te alabaré, oh SEÑOR, con todo mi corazón; contaré todas tus maravillas. 2 Me alegraré y me regocijaré en ti; cantaré a tu nombre, oh Altísimo; 3 por haber sido mis enemigos vueltos atrás; caerán y perecerán delante de ti. 4 Porque has hecho mi juicio y mi causa; te has sentado en silla juzgando justicia. 5 Reprendiste los gentiles, destruiste al malo, raíste el nombre de ellos para siempre y eternalmente. 6 Oh enemigo, acabados son para siempre los asolamientos; y las ciudades que derribaste, su memoria pereció con ellas. 7 Mas el SEÑOR permanecerá para siempre; ha dispuesto su trono para juicio. 8 Y él juzgará el mundo con justicia; juzgará los pueblos con rectitud. 9 Y será el SEÑOR refugio al pobre, refugio para el tiempo de angustia. 10 Y en ti confiarán los que conocen tu nombre; por cuanto tú, oh SEÑOR, no desamparaste a los que te buscaron. 11 Cantad al SEÑOR, el que habita en Sion. Noticiad en los pueblos sus obras. 12 Porque demandando la sangre se acordó de ellos; no se olvidó del clamor de los pobres. 13 Ten misericordia de mí, SEÑOR. Mira mi aflicción que padezco de los que me aborrecen, tú que me levantas de las puertas de la muerte; 14 para que cuente yo todas tus alabanzas en las puertas de la hija de Sion, y me goce en tu salud. 15 Se hundieron los gentiles en la fosa que hicieron; en la red que escondieron fue tomado su pie. 16 El SEÑOR fue conocido en el juicio que hizo; en la obra de sus manos fue enlazado el malo. (Meditación para siempre. Selah.) 17 Los malos volverán al sepulcro; todos los gentiles que se olvidan de Dios. 18 Porque no para siempre será olvidado el pobre; ni la esperanza de los pobres perecerá para siempre. 19 Levántate, oh SEÑOR; no se fortalezca el hombre; sean juzgadas los gentiles delante de ti. 20 Pon, oh SEÑOR, temor en ellos: conozcan los gentiles que son hombres. (Selah.) 10 1 ¿Por qué estás lejos, oh SEÑOR, y te escondes en los tiempos de la angustia? 2 Con arrogancia el malo persigue al pobre; sean tomados en los pensamientos que pensaron. 3 Por cuanto se alabó el malo del deseo de su alma, y diciendo bien al robador, blasfema del SEÑOR. 4 El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios . No está Dios en todos sus pensamientos. 5 Sus caminos atormentan en todo tiempo; tus juicios son altura delante de él; echa bocanadas en orden a todos sus enemigos. 6 Dice en su corazón: No seré movido en ningún tiempo, porque no me alcanzará el mal. 7 Llena está su boca de maldición, y de engaños y fraude; debajo de su lengua, molestia y maldad. 8 Está en las guaridas de las aldeas; en los escondrijos mata al inocente; sus ojos están acechando al pobre. 9 Acecha de encubierto, como el león desde su cama; acecha para arrebatar al pobre; arrebata al pobre trayéndolo en su red. 10 Se encoge, se agacha, y caen en sus fuerzas muchos desdichados. 11 Dice en su corazón: Dios está olvidado, ha encubierto su rostro; nunca lo vio. 12 Levántate, oh SEÑOR Dios, alza tu mano, no te olvides de los pobres. 13 ¿Por qué irrita el malo a Dios? En su corazón ha dicho que no lo inquirirás. 14 Tú has visto; porque tú miras el trabajo, y el enojo, para dar justicia en tus manos; a ti se acoge el pobre, tú eres el amparo del huérfano. 15 Quebranta el brazo del inicuo; del malo buscarás su maldad, y no la hallarás. 16 El SEÑOR, Rey eterno y perpetuo; de su tierra fueron destruidos los gentiles. 17 El deseo de los humildes oíste, oh SEÑOR; tú dispones su corazón, y haces atento tu oído; 18 para juzgar al huérfano y al pobre; no volverá más a hacer violencia el hombre de la tierra. 11 1 Al Vencedor: Salmo de David. En el SEÑOR he confiado. ¿Cómo decís a mi alma: Escapa al monte cual ave? 2 Porque he aquí, los malos entesaron el arco, apercibieron sus saetas sobre la cuerda para asaetear en oculto a los rectos de corazón. 3 Porque los fundamentos serán derribados. ¿El justo qué ha hecho? 4 El SEÑOR está en el templo de su santidad; la silla del SEÑOR está en el cielo; sus ojos ven, sus párpados prueban a los hijos de los hombres. 5 El SEÑOR prueba al justo; pero al malo y al que ama la rapiña, su alma aborrece. 6 Sobre los malos lloverá lazos; fuego y azufre, con vientos de torbellinos, será la porción del cáliz de ellos. 7 Porque el justo SEÑOR amó las justicias, al recto mirará su rostro. 12 1 Al Vencedor: sobre Seminit: Salmo de David. Salva, oh SEÑOR, porque se acabaron los misericordiosos; porque se han acabado los fieles de entre los hijos de los hombres. 2 Mentira habla cada uno con su prójimo con labios lisonjeros; con corazón doble hablan. 3 Tale el SEÑOR todos los labios lisonjeros; la lengua que habla grandezas, 4 que dijeron: Por nuestra lengua prevaleceremos; nuestros labios están con nosotros, ¿quién nos es señor? 5 Por la opresión de los pobres, por el gemido de los menesterosos, ahora me levantaré, dice el SEÑOR: Yo pondré en salvo al que el impío enlaza. 6 Las palabras del SEÑOR son palabras limpias, como plata refinada en horno de tierra, colada siete veces. 7 Tú, SEÑOR, los guardarás; guárdalos para siempre de esta generación. 8 Cercando andan los malos, entre tanto los más viles de los hijos de los hombres son exaltados. 13 1 Al Vencedor: Salmo de David. ¿Hasta cuándo, SEÑOR? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? 2 ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, con ansiedad en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí? 3 Mira, óyeme, SEÑOR Dios mío: Alumbra mis ojos, para que no duerma en muerte; 4 para que no diga mi enemigo: Lo vencí; mis enemigos se alegrarán, si yo resbalare. 5 Mas yo en tu misericordia he confiado; se alegrará mi corazón en tu salud. 6 Cantaré al SEÑOR, Porque me ha hecho bien. 14 1 Al Vencedor: Salmo de David. Dijo el loco en su corazón: No hay Dios. Se corrompieron, hicieron obras abominables; no hay quien haga bien. 2 El SEÑOR miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, por ver si había algún entendido, que buscara a Dios. 3 Todos declinaron, juntamente, se han corrompido; no hay quien haga bien, no hay ni siquiera uno. 4 Ciertamente conocieron todos los que obran iniquidad, que devoran a mi pueblo como si pan comiesen; al SEÑOR no invocaron. 5 Allí temblaron de espanto; porque Dios está con la nación de los justos. 6 El consejo del pobre habéis escarnecido, por cuanto el SEÑOR es su esperanza. 7 Quién diese de Sion la salud de Israel tornando el SEÑOR la cautividad de su pueblo! Se gozará Jacob, y se alegrará Israel. 15 1 Salmo de David. El SEÑOR, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién residirá en el monte de tu santidad? 2 El que anda en integridad, y obra justicia, y habla verdad en su corazón. 3 El que no revolvió con su lengua, ni hizo mal a su prójimo, ni levantó vergüenza contra su prójimo. 4 Aquel a cuyos ojos es menospreciado el vil; mas honra a los que temen al SEÑOR; juró en daño suyo, y no mudó. 5 Quien su dinero no dio a usura, ni contra el inocente tomó cohecho. El que hace estas cosas, no resbalará para siempre. 16 1 Mictam de David. Guárdame, oh Dios, porque en ti he confiado. 2 Di al SEÑOR: Señor tú eres mi bien; no tengo otro bien fuera de ti. 3 A los santos que están en la tierra, y a los íntegros; toda mi afición en ellos. 4 Multiplicarán sus dolores los que se apresuraren tras otro dios; no ofreceré yo sus libaciones de sangre, ni en mis labios tomaré sus nombres. 5 El SEÑOR es la porción de mi parte y de mi copa; tú sustentarás mi suerte. 6 Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos, así mismo la heredad se hermoseó sobre mí. 7 Bendeciré al SEÑOR, que me aconseja; aun en las noches me enseña mis riñones. 8 Al SEÑOR he puesto siempre delante de mí; porque estando El a mi diestra, no seré conmovido. 9 Por tanto se alegró mi corazón, y se gozó mi gloria; también mi carne reposará segura. 10 Porque no dejarás mi alma en el sepulcro; ni darás tu Misericordioso para que vea corrupción. 11 Me harás saber la senda de la vida; plenitud de alegrías hay con tu rostro; deleites en tu diestra para siempre. 17 1 Oración de David. Oye, oh SEÑOR, justicia; está atento a mi clamor; escucha mi oración hecha sin labios de engaño. 2 De delante de tu rostro salga mi juicio; vean tus ojos la rectitud. 3 Tú has probado mi corazón, me has visitado de noche; me has refinado, y nada inicuo hallaste; lo que pensé, no pasó mi boca. 4 Para las obras humanas, por la palabra de tus labios yo observé los caminos del violento. 5 Sustenta mis pasos en tus caminos, para que mis pies no resbalen. 6 Yo te he invocado, por cuanto tú me oyes, oh Dios: Inclina a mí tu oído, escucha mi palabra. 7 Haz maravillosas tus misericordias, salvador de los que en ti confían, de los que se levantan contra tu diestra. 8 Guárdame como lo negro de la niña del ojo, escóndeme con la sombra de tus alas. 9 De delante de los malos que me oprimieron, de mis enemigos que me cercan por la vida. 10 Cerrados están con su grosura; con su boca hablan soberbiamente. 11 Nuestros pasos nos han cercado ahora; puestos tienen sus ojos para echarnos por tierra. 12 Parecen al león que desea hacer presa, y al leoncillo que está escondido. 13 Levántate, oh SEÑOR; prevén su encuentro, póstrale; libra mi alma del malo con tu espada; 14 de los hombres con tu mano, oh SEÑOR, de los hombres de mundo, cuya parte es en esta vida, y cuyo vientre está lleno de tu despensa: sacian a sus hijos, y dejan el resto a su familia. 15 Yo en justicia veré tu rostro; seré saciado cuando despertaré a tu semejanza. 18 1 Al Vencedor: Salmo del siervo del SEÑOR, de David, el cual habló al SEÑOR las palabras de este cántico el día que le libró el SEÑOR de mano de todos sus enemigos, y de mano de Saúl. Entonces dijo: Te amaré, oh SEÑOR, fortaleza mía. 2 SEÑOR, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fuerte mío, en él confiaré; escudo mío, y el cuerno de mi salud, mi refugio. 3 Invocaré al SEÑOR, digno de ser alabado, y seré salvo de mis enemigos. 4 Me cercaron dolores de muerte, y torrentes de perversidad me atemorizaron. 5 Dolores del sepulcro me rodearon, me previnieron lazos de muerte. 6 En mi angustia llamé al SEÑOR, y clamé a mi Dios. El oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos. 7 Y la tierra fue conmovida y tembló; y los fundamentos de los montes se estremecieron, y se removieron porque él se enojó. 8 Subió humo en su nariz, y de su boca fuego quemante; carbones se encendieron de él. 9 Y bajó a los cielos, y descendió; y había oscuridad debajo de sus pies. 10 Y cabalgó sobre un querubín, y voló; voló sobre las alas del viento. 11 Puso tinieblas por su escondedero, en sus alrededores de su tabernáculo oscuridad de aguas, nubes de los cielos. 12 Por el resplandor delante de él, sus nubes pasaron; granizo y carbones de fuego. 13 Y tronó en los cielos el SEÑOR, y el Altísimo dio su voz; granizo y carbones de fuego. 14 Y envió sus saetas, y los desbarató; y echó relámpagos, y los destruyó. 15 Y aparecieron las honduras de las aguas, y se descubrieron los cimientos del mundo por tu reprensión, oh SEÑOR, por el soplo del viento de tu nariz. 16 Envió desde lo alto; me tomó, me sacó de las muchas aguas. 17 Me libró de mi fuerte enemigo, y de los que me aborrecían, aunque ellos eran más fuertes que yo. 18 Me anticiparon en el día de mi quebrantamiento; mas el SEÑOR me fue por bordón. 19 Y me sacó a anchura. Me libró, porque se agradó de mí. 20 El SEÑOR me pagará conforme a mi justicia; conforme a la limpieza de mis manos me volverá. 21 Por cuanto guardé los caminos del SEÑOR, y no me volví impío apostatando de mi Dios. 22 Porque todos sus juicios estuvieron delante de mí, y no eché de mí sus estatutos. 23 Y fui perfecto para con él, y me he guardado de mi maldad. 24 Y me pagó el SEÑOR conforme a mi justicia; conforme a la limpieza de mis manos delante de sus ojos. 25 Con el misericordioso serás misericordioso, y con el varón perfecto serás perfecto. 26 Con el limpio serás limpio, y con el perverso serás adversario. 27 Por tanto al pueblo humilde salvarás, y los ojos altivos humillarás. 28 Por tanto tú alumbrarás mi candela; el SEÑOR mi Dios alumbrará mis tinieblas. 29 Porque contigo deshice ejércitos; y en mi Dios asalté muros. 30 Dios, perfecto su camino; la palabra del SEÑOR afinada; escudo es a todos los que esperan en él. 31 Porque ¿qué Dios hay fuera del SEÑOR? ¿Y qué fuerte fuera de nuestro Dios? 32 Dios es el que me ciñe de fuerza, e hizo perfecto mi camino. 33 Quien pone mis pies como pies de ciervas, y me hizo estar sobre mis alturas. 34 Quien enseña mis manos para la batalla, y el arco de acero será quebrado con mis brazos. 35 Me diste asimismo el escudo de tu salud; y tu diestra me sustentará, y tu mansedumbre me multiplicará. 36 Ensancharás mis pasos debajo de mí, y no titubearán mis rodillas. 37 Perseguiré a mis enemigos, y los alcanzaré, y no volveré hasta acabarlos. 38 Los heriré, y no podrán levantarse; caerán debajo de mis pies. 39 Y me ceñiste de fortaleza para la pelea; has agobiado mis enemigos debajo de mí. 40 Y me diste la cerviz de mis enemigos, y destruí a los que me aborrecían. 41 Clamaron, y no hubo quién se salvase; aun al SEÑOR, mas no los oyó. 42 Y los molí como polvo delante del viento; los esparcí como lodo de las calles. 43 Me libraste de contiendas de pueblo; me pusiste por cabecera de gentiles; pueblo que no conocí, me sirvió. 44 Al oír de mí, me obedeció; los hijos de extraños se sometieron a mí aun contra su voluntad; 45 Los hombres extraños se cayeron, y tuvieron miedo desde sus encerramientos. 46 Viva el SEÑOR, y bendito sea mi fuerte; y sea ensalzado el Dios de mi salud. 47 El Dios que me da las venganzas, y sujetó pueblos debajo de mí. 48 Mi libertador de mis enemigos; también me hiciste superior a mis adversarios; de varón traidor me libraste. 49 Por tanto yo te confesaré entre los gentiles, oh SEÑOR, y cantaré a tu nombre. 50 El cual engrandece las saludes de su rey, y hace misericordia a su ungido David, y a su simiente, para siempre. 19 1 Al Vencedor: Salmo de David. Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el extendimiento denuncia la obra de sus manos. 2 Un día emite palabra al otro día, y una noche a la otra noche declara sabiduría. 3 No hay dicho, ni palabras, ni es oída su voz. 4 En toda la tierra salió su hilo, y al cabo del mundo sus palabras. En ellos puso tabernáculo para el sol. 5 Y él, como un novio que sale de su tálamo; se alegra, como un gigante, para correr el camino. 6 De un extremo de los cielos es su salida, y su curso hasta la extremidad de ellos; y no hay quien se esconda de su calor. 7 La ley del SEÑOR es perfecta, que convierte el alma; el testimonio del SEÑOR es fiel, que hace sabio al pequeño. 8 Los mandamientos del SEÑOR son rectos, que alegran el corazón; el precepto del SEÑOR es puro, que alumbra los ojos. 9 El temor del SEÑOR es limpio, que permanece para siempre; los derechos del SEÑOR son verdad, todos justos. 10 Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; y dulces más que miel, y que licor de panales. 11 Tu siervo es además amonestado con ellos; en guardarlos hay grande galardón. 12 Los errores, ¿quién los entenderá? De los encubiertos me libra. 13 Detén asimismo a tu siervo de las soberbias; que no se enseñoreen de mí; entonces seré perfecto, y estaré limpio de gran rebelión. 14 Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh SEÑOR, roca mía, y redentor mío 20 1 Al Vencedor: Salmo de David. El SEÑOR te oiga en el día de la angustia; te ensalce el nombre del Dios de Jacob. 2 Te envíe ayuda desde el santuario, y desde Sion te sustente. 3 Tenga memoria de todos tus presentes, y reduzca a ceniza tu holocausto. (Selah.) 4 Te dé conforme a tu corazón, y cumpla todo tu consejo. 5 Nosotros nos alegraremos con tu salud, y alzaremos pendón en el nombre de nuestro Dios; cumpla el SEÑOR todas tus peticiones. 6 Ahora he conocido que el SEÑOR ha guardado a su ungido; lo oirá desde los cielos de su santidad con las valentías de la salud de su diestra. 7 Estos confían en carros, y aquéllos en caballos; mas nosotros del nombre del SEÑOR nuestro Dios tendremos memoria. 8 Ellos se arrodillaron, y cayeron; mas nosotros nos levantamos, y nos enhestamos. 9 El SEÑOR salva al Rey; que El nos oiga el día que lo invocáremos. 21 1 Al Vencedor: Salmo de David. SEÑOR, en tu fortaleza se alegrará el Rey y en tu salud se gozará mucho. 2 El deseo de su corazón le diste, y no le negaste lo que sus labios pronunciaron. (Selah.) 3 Por tanto le adelantarás en bendiciones de bien; corona de oro fino has puesto sobre su cabeza. 4 Vida te demandó, y le diste largura de días por siglos y siglos. 5 Grande es su gloria en tu salud; honra y hermosura has puesto sobre él. 6 Porque lo has bendecido para siempre; lo llenaste de alegría con tu rostro. 7 Por cuanto el Rey confía en el SEÑOR, y en la misericordia del Altísimo, no será conmovido. 8 Alcanzará tu mano a todos tus enemigos; tu diestra alcanzará a los que te aborrecen. 9 Los pondrás como horno de fuego en el tiempo de tu ira; el SEÑOR los deshará en su furor, y fuego los consumirá. 10 Su fruto aniquilarás de la tierra, y su simiente de entre los hijos de los hombres. 11 Porque tendieron mal contra ti; fraguaron maquinaciones, mas no prevalecieron. 12 Por tanto tú los pondrás aparte; con tu arco apuntarás a sus rostros. 13 Ensálzate, oh SEÑOR, con tu fortaleza; cantaremos y alabaremos tu valentía. 22 1 Al Vencedor, sobre Ajelet-sahar el lucero de la mañana . Salmo de David. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has dejado? ¿ Por qué estás lejos de mi salud, y de las palabras de mi clamor? 2 Dios mío, clamo de día, y no oyes; y de noche, y no puedo estar en silencio. 3 Tú empero eres santo, tú que habitas entre las alabanzas de Israel. 4 En ti esperaron nuestros padres; esperaron, y tú los salvaste. 5 Clamaron a ti, y fueron librados; esperaron en ti, y no se avergonzaron. 6 Mas yo soy gusano, y no varón; oprobio de los hombres, y desecho del pueblo. 7 Todos los que me ven, escarnecen de mí; estiran los labios, menean la cabeza, diciendo : 8 Remítese al SEÑOR, líbrelo; sálvele él, puesto que en él se complacía. 9 Pero tú eres el que me sacó del vientre, el que me haces esperar desde que estaba a los pechos de mi madre. 10 Sobre ti fui echado desde la matriz; desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios. 11 No te alejes de mí, porque la angustia está cerca; porque no hay quien ayude. 12 Me han rodeado muchos toros; fuertes toros de Basán me han cercado. 13 Abrieron sobre mí su boca, como león rampante y rugiente. 14 Heme escurrido como aguas, y todos mis huesos se descoyuntaron; mi corazón fue como cera, desliéndose en medio de mis entrañas. 15 Como un tiesto se secó mi vigor, y mi lengua se pegó a mi paladar; y me has puesto en el polvo de la muerte. 16 Porque perros me han rodeado, me ha cercado cuadrilla de malignos; horadaron mis manos y mis pies. 17 Contar puedo todos mis huesos; ellos miran, me consideran. 18 Partieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes. 19 Mas tú, SEÑOR, no te alejes; fortaleza mía, apresúrate para mi ayuda. 20 Libra de la espada mi alma; del poder del perro mi vida. 21 Sálvame de la boca del león, y de los cuernos de los unicornios líbrame. 22 Anunciaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación te alabaré. 23 Los que teméis al SEÑOR, alabadle; toda la simiente de Jacob glorificadle; y temed de él, toda la simiente de Israel. 24 Porque no menospreció ni abominó la aflicción del pobre, ni de él escondió su rostro; y cuando clamó a él, le oyó. 25 De ti será mi alabanza en la grande congregación; mis votos pagaré delante de los que le temen. 26 Comerán los pobres, y serán saciados; alabarán al SEÑOR los que le buscan; vivirá vuestro corazón para siempre. 27 Se acordarán, y se volverán al SEÑOR todos los términos de la tierra; y se humillarán delante de ti todas las familias de los gentiles. 28 Porque del SEÑOR es el reino; y él se enseñoreará de los gentiles. 29 Comerán y adorarán todos los gruesos de la tierra; delante de él se arrodillarán todos los que descienden al polvo, y sus almas no vivificaron. 30 La simiente le servirá; será contada al SEÑOR perpetuamente. 31 Vendrán, y anunciarán al pueblo que naciere, su justicia que él hizo. 23 1 Salmo de David. El SEÑOR es mi pastor; no desfalleceré. 2 En lugares de delicados pastos me hará yacer; junto a aguas de reposo me pastoreará. 3 Convertirá mi alma; me guiará por sendas de justicia por su nombre. 4 Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno; porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me confortarán. 5 Aderezarás mesa delante de mí, en presencia de mis angustiadores; ungiste mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. 6 Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida; y en la Casa del SEÑOR reposaré por largos días. 24 1 Salmo de David. Del SEÑOR es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan. 2 Porque él la fundó sobre los mares, y sobre los ríos la afirmó. 3 ¿Quién subirá al monte del SEÑOR? ¿Y quién estará en el lugar de su santidad? 4 El limpio de manos, y limpio de corazón; el que no tomó en vano mi Nombre, ni juró con engaño. 5 El recibirá bendición del SEÑOR, y justicia del Dios de salud. 6 Esta es la generación de los que le buscan, de los que buscan tu rostro, oh Jacob. (Selah.) 7 Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria. 8 ¿Quién es este Rey de gloria? El SEÑOR el fuerte y valiente, el SEÑOR el valiente en batalla. 9 Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria. 10 ¿Quién es este Rey de gloria? El SEÑOR de los ejércitos, él es el Rey de la gloria. (Selah.) 25 1 Salmo de David. Alef A ti, oh SEÑOR, levantaré mi alma. 2 Bet Dios mío, en ti confío; no sea yo avergonzado, no se alegren de mí mis enemigos. 3 Guímel Ciertamente ninguno de cuantos en ti esperan será avergonzado; serán avergonzados los que se rebelan sin causa. 4 Dálet Tus caminos, oh SEÑOR, me haces saber; tus sendas me enseñas. 5 He Encamíname en tu verdad, y enséñame; porque tú eres el Dios de mi salud; a ti he esperado todo el día. 6 Vau Acuérdate, oh SEÑOR, de tus conmiseraciones y de tus misericordias, que son perpetuas. 7 Zain De los pecados de mi juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes; conforme a tu misericordia acuérdate de mí, por tu bondad, oh SEÑOR. 8 Chet Bueno y recto es el SEÑOR; por tanto él enseñará a los pecadores el camino. 9 Tet Encaminará a los humildes por el juicio, y enseñará a los mansos su carrera. 10 Yod Todas las sendas del SEÑOR son misericordia y verdad, para los que guardan su pacto y sus testimonios. 11 Caf Por tu Nombre, oh SEÑOR, perdonarás también mi pecado; porque es grande. 12 Lámed ¿Quién es el varón que teme al SEÑOR? El le enseñará el camino que ha de escoger. 13 Mem Su alma reposará en el bien, y su simiente heredará la tierra. 14 Nun El secreto del SEÑOR es para los que le temen; y a ellos hará conocer su pacto. 15 Sámec Mis ojos están siempre hacia el SEÑOR; porque él sacará mis pies de la red. 16 Ayin Mírame, y ten misericordia de mí; porque estoy solo y pobre. 17 Tsade Las angustias de mi corazón se han aumentado; sácame de mis congojas. 18 Resh Mira mi aflicción y mi trabajo; y perdona todos mis pecados. 19 Resh Mira mis enemigos, que se han multiplicado, y con odio injusto me han aborrecido. 20 Sin Guarda mi alma, y líbrame; no sea yo avergonzado, porque en ti confié. 21 Taf Integridad y rectitud me guardarán; porque a ti he esperado. 22 Pe Redime, oh Dios, a Israel de todas sus angustias. 26 1 De David. Júzgame, oh SEÑOR, porque yo en mi integridad he andado; y en el SEÑOR he confiado; no vacilaré. 2 Pruébame, oh SEÑOR, y sondéame; funde mis riñones y mi corazón. 3 Porque tu misericordia está delante de mis ojos, y en tu verdad ando. 4 No me he sentado con los varones de falsedad; ni entré con los que andan encubiertamente. 5 Aborrecí la congregación de los malignos, y con los impíos nunca me senté. 6 Lavaré en inocencia mis manos, y andaré alrededor de tu altar, oh SEÑOR: 7 Para exclamar con voz de acción de gracias, y para contar todas tus maravillas. 8 SEÑOR, la habitación de tu Casa he amado, y el lugar del tabernáculo de tu gloria. 9 No juntes con los pecadores mi alma, ni con los varones de sangre mi vida, 10 en cuyas manos está el mal, y su diestra está llena de sobornos. 11 Mas yo ando en mi integridad; redímeme, y ten misericordia de mí. 12 He caminado en rectitud; en las congregaciones bendeciré al SEÑOR. 27 1 De David. El SEÑOR es mi luz y mi salvación, ¿de quién temeré? El SEÑOR es la fortaleza de mi vida, ¿de quién he de atemorizarme? 2 Cuando se allegaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. 3 Aunque se asiente campamento contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo en esto confío. 4 Una cosa he demandado al SEÑOR, ésta buscaré; que esté yo en la Casa del SEÑOR todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del SEÑOR, y para inquirir en su templo. 5 Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; me esconderá en el escondrijo de su tienda; en roca me pondrá alto. 6 Y luego ensalzará mi cabeza sobre mis enemigos en derredor mío; y yo sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo; cantaré y salmearé al SEÑOR. 7 Oye, oh SEÑOR, mi voz con que a ti llamo; ten misericordia de mí, y respóndeme. 8 Mi corazón me ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh SEÑOR. 9 No escondas tu rostro de mí, no apartes con ira a tu siervo; mi ayuda has sido; no me dejes y no me desampares, Dios de mi salud. 10 Porque mi padre y mi madre me dejaron, y el SEÑOR me recogió. 11 Enséñame, oh SEÑOR, tu camino, y guíame por senda de rectitud, a causa de mis enemigos. 12 No me entregues a la voluntad de mis enemigos; porque se han levantado contra mí testigos falsos, y quien habla calumnia. 13 Hubiera yo desmayado, si no creyese que tengo de ver la bondad del SEÑOR en la tierra de los vivientes. 14 Aguarda al SEÑOR; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera al SEÑOR. 28 1 De David. A ti llamaré, oh SEÑOR, fuerza mía; no te desentiendas de mí; para que no sea yo, dejándome tú, semejante a los que descienden al sepulcro. 2 Oye la voz de mis ruegos cuando clamo a ti, cuando alzo mis manos al templo de tu santidad. 3 No me arrebates a una con los malos, y con los que hacen iniquidad; los cuales hablan paz con su prójimo, y la maldad está en su corazón. 4 Dales conforme a su obra, y conforme a la malicia de sus hechos; dales conforme a la obra de sus manos, dales su paga. 5 Porque no entendieron las obras del SEÑOR, y el hecho de sus manos, los derribará, y no los edificará. 6 Bendito el SEÑOR, que oyó la voz de mis ruegos. 7 El SEÑOR es mi fortaleza y mi escudo; en él esperó mi corazón, y fui ayudado; por tanto se gozó mi corazón, y con mi canción le alabaré. 8 El SEÑOR es la fortaleza de su pueblo, y el esfuerzo de las saludes de su ungido. 9 Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad; y pastoréalos y ensálzalos para siempre. 29 1 Salmo de David. Dad al SEÑOR, oh hijos de fuertes, dad al SEÑOR la gloria y la fortaleza. 2 Dad al SEÑOR la gloria de su nombre; humillaos al SEÑOR en la gloria de la santidad. 3 Voz del SEÑOR sobre las aguas; el Dios de gloria hizo tronar; el SEÑOR sobre las muchas aguas. 4 Voz del SEÑOR con potencia; voz del SEÑOR con gloria. 5 Voz del SEÑOR que quebranta los cedros; y quebrantó el SEÑOR los cedros del Líbano. 6 Y los hizo saltar como becerros; al Líbano y al Sirión como hijos de unicornios. 7 Voz del SEÑOR que corta llamas de fuego. 8 Voz del SEÑOR que hará temblar el desierto; hará temblar el SEÑOR el desierto de Cades. 9 Voz del SEÑOR que hará estar de parto a las ciervas, y desnudará la breñas; y en su templo todos los suyos le dicen gloria. 10 El SEÑOR preside en el diluvio, y se asentó el SEÑOR por rey para siempre. 11 El SEÑOR dará fortaleza a su pueblo; el SEÑOR bendecirá a su pueblo en paz. 30 1 Salmo de canción al estrenar la casa de David: Te ensalzaré, oh SEÑOR; porque me has ensalzado; y no hiciste alegrar mis enemigos de mí. 2 SEÑOR Dios mío, clamé a ti, y me sanaste. 3 Oh SEÑOR, hiciste subir mi alma del sepulcro; me diste vida de mi descendimiento a la sepultura. 4 Cantad al SEÑOR sus misericordiosos, y celebrad la memoria de su santidad. 5 Porque un momento hay en su furor; mas en su voluntad está la vida: por la tarde durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría. 6 Y dije yo en mi prosperidad: No seré jamás conmovido; 7 porque tú, SEÑOR, por tu benevolencia has asentado mi monte con fortaleza. Escondiste tu rostro, fui conturbado. 8 A ti, oh DIOS, llamaré; y al Señor suplicaré. 9 ¿Qué provecho hay en mi muerte, cuando yo descendiere al hoyo? ¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad? 10 Oye, oh SEÑOR, y ten misericordia de mí: SEÑOR, sé tú mi ayudador. 11 Has tornado mi endecha en baile; desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría. 12 Por tanto a ti canté gloria, y no callé; SEÑOR Dios mío, te alabaré para siempre.