SE(i)
3 Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra presente al SEÑOR.
4 Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, y de su grosura. Y miró el SEÑOR a Abel y a su presente;
5 y a Caín y a su presente no miró. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante.
6 Entonces el SEÑOR dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué se ha inmutado tu rostro?
7 Cierto que si bien hicieres, será acepto; y si no hicieres bien, a las puertas duerme el pecado, y a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.
8 Y habló Caín a su hermano Abel; y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y le mató.
9 Y El SEÑOR dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé; ¿soy yo guarda de mi hermano?
10 Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra. {sangre: Heb. sangres}
11 Ahora pues, maldito seas tú de la tierra que abrió su boca para recibir la sangre de tu hermano de tu mano:
12 Cuando labrares la tierra, no te volverá a dar su fuerza; vagabundo y extranjero serás en la tierra.
13 Y dijo Caín al SEÑOR: Grande es mi iniquidad para perdonar.
14 He aquí me echas hoy de la faz de la tierra, y de tu presencia me esconderé; y seré vagabundo y extranjero en la tierra; y será que cualquiera que me hallare, me matará.