SE(i)
4 Entonces Mesa rey de Moab era pastor, y pagaba al rey de Israel cien mil corderos y cien mil carneros con sus vellones.
5 Mas muerto Acab, el rey de Moab se rebeló contra el rey de Israel.
6 Y salió entonces de Samaria el rey Joram, y reconoció a todo Israel.
7 Y fue y envió a decir a Josafat rey de Judá: El rey de Moab se ha rebelado contra mí; ¿irás tú conmigo a la guerra contra Moab? Y él respondió: Iré, porque como yo, así tú; como mi pueblo, así tu pueblo; como mis caballos, así también tus caballos.
8 Y dijo: ¿Por qué camino iremos? Y él respondió: Por el camino del desierto de Idumea.
9 Partieron, pues, el rey de Israel, y el rey de Judá, y el rey de Idumea; y como anduvieron rodeando por el desierto siete días de camino, les faltó agua para el ejército, y para las bestias que los seguían.
10 Entonces el rey de Israel dijo: Ay! que ha llamado el SEÑOR estos tres reyes para entregarlos en manos de los moabitas.
11 Mas Josafat dijo: ¿No hay aquí profeta del SEÑOR, para que consultemos al SEÑOR por él? Y uno de los siervos del rey de Israel respondió y dijo: Aquí está Eliseo hijo de Safat, que servía a Elías.
12 Y Josafat dijo: Este tendrá palabra del SEÑOR. Y descendieron a él el rey de Israel, y Josafat, y el rey de Idumea.
13 Entonces Eliseo dijo al rey de Israel: ¿Qué tengo yo contigo? Ve a los profetas de tu padre, y a los profetas de tu madre. Y el rey de Israel le respondió: No; porque ha juntado el SEÑOR estos tres reyes para entregarlos en manos de los moabitas.
14 Y Eliseo dijo: Vive el SEÑOR de los ejércitos, en cuya presencia estoy, que si no tuviese respeto al rostro de Josafat rey de Judá, no mirara a ti, ni te viera.
15 Mas ahora traedme un tañedor. Y mientras el tañedor tocaba, la mano del SEÑOR vino sobre él;
16 y dijo: Así dijo el SEÑOR: Haced en este valle muchas acequias.
17 Porque el SEÑOR ha dicho así: No veréis viento, ni veréis lluvia, y este valle será lleno de agua, y beberéis vosotros, y vuestras bestias, y vuestros ganados.
18 Y esto es cosa ligera en los ojos del SEÑOR; dará también a los moabitas en vuestras manos.
19 Y heriréis a toda ciudad fortalecida y a toda villa escogida, y talaréis todo buen árbol, y cegaréis todas las fuentes de aguas, y destruiréis con piedras toda tierra fértil.
20 Y aconteció que por la mañana, cuando se ofrece el sacrificio, he aquí vinieron aguas por el camino de Idumea, y la tierra fue llena de aguas.
21 Y todos los de Moab, cuando oyeron que los reyes subían a pelear contra ellos, se juntaron desde todos los que ceñían talabarte arriba, y se pusieron en la frontera.
22 Y cuando se levantaron por la mañana, y el sol salió sobre las aguas, vieron los de Moab desde lejos las aguas bermejas como sangre;
23 y dijeron: Sangre es esta de cuchillo! Los reyes se han revuelto, y cada uno ha muerto a su compañero. Ahora pues, Moab, a la presa!
24 Mas cuando llegaron al campamento de Israel, se levantaron los israelitas e hirieron a los de Moab, los cuales huyeron delante de ellos; y los hirieron de nuevo; y siguieron empero hiriendo todavía a los de Moab.
25 Y asolaron las ciudades, y en todas las heredades fértiles echó cada uno su piedra, y las llenaron; taparon también todas las fuentes de las aguas, y derribaron todos los buenos árboles; hasta que en Kir-hareset solamente dejaron sus piedras; porque los honderos la cercaron, y la hirieron.
26 Y cuando el rey de Moab vio que la batalla lo vencía, tomó consigo setecientos varones que sacaban espada, para romper contra el rey de Idumea; mas no pudieron.
27 Entonces arrebató a su primogénito que había de reinar en su lugar, y lo sacrificó en holocausto sobre el muro. Y hubo grande enojo en Israel; y se retiraron de él, y se volvieron a su tierra.