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37 Entonces ellos espantados y asombrados, pensaban que veían algún espíritu.
38 Mas él les dice: ¿Por qué estáis turbados, y suben pensamientos a vuestros corazones?
39 Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; que el espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.