SE(i)
23 Despierta; ¿por qué duermes, Señor? Despierta, no nos deseches para siempre.
24 ¿Por qué escondes tu rostro? ¿Olvidaste nuestra aflicción, y la opresión nuestra?
25 Porque nuestra alma se ha agobiado hasta el polvo; nuestro vientre está pegado con la tierra.
26 Levántate para ayudarnos, y redímenos por tu misericordia.