Ephesians 5:27-32

SE(i) 27 para presentársela gloriosa para sí mismo, una Iglesia que no tuviese mancha ni arruga, ni cosa semejante; sino que fuese santa y sin mancha. 28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. 29 Porque ninguno aborreció jamás a su propia carne, antes la sustenta y regala, como también El Señor a su Iglesia; 30 porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. 31 Por esto dejará el hombre al padre y a la madre, y se allegará a su mujer, y serán dos en una carne. 32 Este misterio grande es; digo empero en el Cristo y en la Iglesia.