Psalms 22:24 Cross References - ReinaValera

²⁴ Porque no menospreció ni abominó la aflicción del pobre, Ni de él escondió su rostro; Sino que cuando clamó á él, oyóle.

² Dios mío, clamo de día, y no oyes; Y de noche, y no hay para mí silencio.

⁶ Mas yo soy gusano, y no hombre; Oprobio de los hombres, y desecho del pueblo.

⁶ Este pobre clamó, y oyóle Jehová, Y librólo de todas sus angustias.

¹⁰ Todos mis huesos dirán: Jehová, ¿quién como tú, Que libras al afligido del más fuerte que él, Y al pobre y menesteroso del que le despoja?

¹⁷ Y no escondas tu rostro de tu siervo; Porque estoy angustiado; apresúrate, óyeme.

²⁹ Y yo afligido y dolorido, Tu salud, oh Dios, me defenderá. ³⁰ Alabaré yo el nombre de Dios con cántico, Ensalzarélo con alabanza. ³¹ Y agradará á Jehová más que sacrificio de buey, O becerro que echa cuernos y uñas. ³² Veránlo los humildes, y se gozarán; Buscad á Dios, y vivirá vuestro corazón. ³³ Porque Jehová oye á los menesterosos, Y no menosprecia á sus prisioneros. ³⁴ Alábenlo los cielos y la tierra, Los mares, y todo lo que se mueve en ellos.

³ Rodeáronme los dolores de la muerte, Me encontraron las angustias del sepulcro: Angustia y dolor había yo hallado. ⁴ Entonces invoqué el nombre de Jehová, diciendo: Libra ahora, oh Jehová, mi alma. ⁵ Clemente es Jehová y justo; Sí, misericordioso es nuestro Dios. ⁶ Jehová guarda á los sinceros: Estaba yo postrado, y salvóme.

⁵ Desde la angustia invoqué á JAH; Y respondióme JAH, poniéndome en anchura.

⁶ Dí mi cuerpo á los heridores, y mis mejillas á los que me mesaban el cabello: no escondí mi rostro de las injurias y esputos. ⁷ Porque el Señor Jehová me ayudará; por tanto no me avergoncé: por eso puse mi rostro como un pedernal, y sé que no seré avergonzado. ⁸ Cercano está de mí el que me justifica; ¿quién contenderá conmigo? juntémonos. ¿Quién es el adversario de mi causa? acérquese á mí. ⁹ He aquí que el Señor Jehová me ayudará; ¿quién hay que me condene? He aquí que todos ellos como ropa de vestir se envejecerán, los comerá polilla.

⁴⁶ Entonces Jesús, clamando á gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, espiró.

⁷ El cual en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fué oído por su reverencial miedo.