Acts 2:23-39

SE(i) 23 ste, entregado por determinado consejo y providencia de Dios, tomándolo vosotros lo matasteis con manos inicuas, crucificándole; 24 al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible ser detenido de ella. 25 Porque David dice de él: Veía al Señor siempre delante de mí; porque lo tengo a la diestra, no seré removido. 26 Por lo cual mi corazón se alegró, y mi lengua se gozó; y aun mi carne descansará en esperanza; 27 que no dejarás mi alma en el infierno, ni darás a tu Santo que vea corrupción. 28 Me hiciste notorios los caminos de la vida; me llenarás de gozo con tu presencia. 29 Varones hermanos, se os puede libremente decir del patriarca David, que murió, y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. 30 Así que siendo profeta, y sabiendo que con juramento le había Dios jurado que del fruto de su lomo, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo que se sentaría sobre su trono; 31 viéndolo antes, habló de la resurrección del Cristo, que su alma no fue dejada en el infierno, ni su carne vio corrupción. 32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. 33 Así que, levantado por la diestra de Dios, y recibiendo del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros ahora veis y oís. 34 Porque David no subió a los cielos; pero él dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, 35 hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. 36 Sepa pues ciertísimamente toda la Casa de Israel, que a este Jesús que vosotros crucificasteis, Dios ha hecho el Señor y el Cristo. 37 Entonces oído esto, fueron compungidos de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? 38 Y Pedro les dice: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesús, el Cristo, para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. 39 Porque a vosotros es la promesa, y a vuestros hijos, y a todos los que están lejos; a cualesquiera que el Señor nuestro Dios llamare.